viernes, 23 de mayo de 2008

Del aparante castigo de tu olvido,
quiero liberarme.
Del eco de tu voz ofuscada,
esconderme.
Precipitada corro,
sólo para no oír tu nombre.
Anhelando un sueño
donde en calma,
pueda adormecerme.
En busca de una brisa,
que no traiga tu rostro.
Casi condenada
un tanto más abatida,
Busco, desesperadamente
un rincón...
donde ya no te vea,
donde ya no te encuentre.