martes, 13 de enero de 2009

De la conducta femenina en ¨idilios amorosos¨- PARTE I (creo ..)




Las siguientes son algunas de las conductas femeninas, que adoptan/amos algunas mujeres, cuando nos encontramos en nuestro campo magnético, con algún susodicho que atrae nuestro interés.
Cabe aclarar, que son sólo algunos posibles comportamientos, y que corresponden a una especie de ¨media ¨ del género femenino en este tipo de situación: el cortejo - el idilio amoroso - etapa de enamoramiento o el ¨ nos estamos conociendo ¨.

  • Primera Actitud... demostrar desinterés: esta conducta implica, ser amable y cordial pero abstenerse a dar señales a modo respuestas positivas frente al estímulo halagador masculino. En criollo sería, ¨no tirarte ni un centro, mostrooo¨. Suele ser recomendable, si el interés lo vale, que este tipo de comportamiento alcance un periodo de vida relativamente corto, a menos que claro, solo sea la manifestación de una histeria latente.
  • Esta conducta puede adoptar su forma opuesta, que suele también ser implementada con frecuencia por gran parte (lamentablemente) de la población femenina. Esta forma inversa, ser desmedidamente interesada, se caracteriza por un acecho incesante, cual fiera a su presa. Exceso de llamados y sms, visitas repetidas e inesperadas (léase sin previo aviso o pregunta) al domicilio del susodicho, ventanitas del msn reclamantes de atención, averiguación de antecedentes, amistades para mejorar el acercamiento, etc etc (seguramente ustedes hombres, tengan ejemplos más que ilustrativos para este comportamiento). Probablemente, dependiendo de quién y cómo sea el objetivo en cuestión, esta conducta termine por espantar al blanco masculino.
  • ¨Desfile incesante frente al espejo y su simultáneo vaciamiento del placard¨ Esta conducta suele aparecer horas previas al encuentro con el objetivo. Su descripción es simple. Se inicia con la pregunta ¿Qué me pongo? que puede ocurrir frente a una cita acordada entre los protagonistas, o frente a la posibilidad de un encuentro ¨fortuito¨con el objeto de deseo. Una vez auto realizada la pregunta, se inicia un minucioso rastreo de ¨las mejores pilchas ¨. A continuación, se sigue con una exploración minuciosa del placard, y el retiro casi obsesivo de toda prenda que tenga la posibilidad de ser seleccionada. Si se tiene buen gusto (y criterio), las consecuencias son positivas: quedar hecha una ¨pinturita¨ -modo de decir, que jamás, pero jamás! implica exceso de maquillaje, entiéndase, no te revoques la caripela- .Lamentablemente implica a su vez, dejar la habitación en un completo estado de verdadero quilombo, con toneladas de ropa en la cama, en la silla, o en el suelo.
  • Casi a modo de extensión del ítem anterior, se vislumbra otra posible conducta, que implica correr el riesgo de quedar en la lona por gastos desmedidos. Al parecer, esta conducta implica que, frente a la posibilidad del encuentro con el muchacho de nuestro interés, frente a la emergente pregunta ¿qué me pongo? en lugar de dirigirnos al ¨closet¨, procedamos a dirigirnos al shopping, o tiendas de ropa, zapaterías, o cualquier tipo de comercio de consumo femenino para comprar ropa, zapatos, carteras, aros, cadenitas, pulseras, maquillaje, perfume, cinturones, gorritos, florcitas, pavaditas, pavadotas, etc, etc, etc, etc. Las secuelas de esta conducta, son obvias, sobre todo si se transforma en un comportamiento reiterado frente a cada posibilidad de encuentro.
  • La próxima, y posible, conducta que nos compete, corresponde a la denominada ¨incontrolable pregunta: ¿Estoy bien? ¿Estoy linda? Dale! Decime la verdad!¨ Cabe destacar, que este subtipo de comportamiento, implica la presencia de algún tercero enajenado - y desafortunado- a la situación en cuestión. A esta persona, no se hace más que un interrogatorio sobre nuestro estado de belleza alcanzado. Por supuesto que rara vez la respuesta logra ser convincente, y no falta oportunidad para que en base a la respuesta incluso cuando es positiva, se proceda al cambio de vestuario.
  • Por otro lado, si luego de algún o varios encuentros, se re-confirma nuestro interés -o gusto- por la persona-objeto de deseo, suele desarrollarse una memoria minuciosa, muchas veces un tanto distorsionada, de lo que fueron aquellos encuentros. Este comportamiento incluye el evocar detenidamente cada suceso acontecido durante el acontecimiento, descomposición de las conversaciones que se presentaron, en ca-da pa-la-bra, y el simultáneo análisis meticuloso de cada una de ellas, y su posible intento de figurar significados ocultos, metáforas, etc. Es muy probable que esta conducta se presente a modo de reflexión en soledad ó pueda ser una reflexión compartida con otros seres del mismo género:
  • Re-contra-re cuento/relato de lo acontecido (y de lo que no...): en primer lugar, vale aclarar que esta actitud puede hacerse presente incluso, durante el mismo encuentro con el susodicho. Entiéndase, charla en el baño de mujeres para las mas o menos discretas, charla al oído o a un costado, para las menos. Es un comportamiento reconocido por numerosas personas y simple. Implica la conversación con el resto del género femenino cercano -en su mayoría, amigas- de todo lo acontecido, o de cualquier tipo de aspecto/cuestión/boludes relacionado con nuestra potencial víctima (...o victimario!).

continuará...