martes, 17 de marzo de 2009

Me recuerdo hace 6 años ...

Una tarde de lluvia en el mes de Marzo, emprendía un viaje con la certeza de que sería un camino sin retorno.

Me recuerdo, adolescente, con 18 años, alejándome de mi casa, de mi lugar, de mi familia.
Mientras el auto se alejaba, miraba hacia atrás tratando de retener hasta el último segundo, cada imagen, color y rostro, cada emoción, cada pensamiento.
Trataba de aferrarme a cada pequeño -y último- momento.
Quería guardar ese sentimiento, sabía que sería único, que de ahí en más, nada volvería a ser lo mismo.

Aún me puedo ver dando mis primeros pasos en la facultad, percibiéndola con admiración, inmensa y desconocida. Preguntando dónde quedaba aquel aula, aquella librería o parada de colectivo. Detenida frente a un cartel que me congeló la piel y el corazón: una interminable lista de nombres, alumnos desaparecidos durante la oscura década de los 70.

Me puedo reconocer, enfrentando la tristeza de saber que me había equivocado, creciendo.
Lo que había empezado a estudiar, no era lo mío, la persona que estaba a mi lado, no era la correcta, mi familia ya no era la misma.

A lo largo de estos años la transformación devino intensa, casi imperceptible a mi parecer, y en la memoria de mi alma quedaron imágenes, pensamientos, sentimientos que hoy resultan casi intactos.
Recuerdo cuánto reí, cuánto lloré... lo mucho que amé, las personas que encontré, las que por diferentes motivos quedaron lejos de mi camino y las que aún siguen estando siempre en cada momento incluso, a pesar de la distancia.

Hoy, inicia el último tramo de aquella gran etapa.

Tengo una mezcla confusa de sentimientos: felicidad, ansiedad, nostalgia, incertidumbre y miedo... aún más que aquella tarde de marzo que ya quedó lejos, sólo en el tiempo.